Algunos árboles tienen una «personalidad» especial que atrae, fascina, intriga y seduce a mucha gente. El ginkgo (Ginkgo biloba L.) es sin duda uno de ellos.
El ginkgo es bien conocido en Oriente y recibe varios nombres. Los apelativos albaricoque de plata, ojo blanco y ojo del espíritu se refieren a sus frutos y semillas. El nombre pie de pato deriva de la forma palmeada de sus hojas y también vincula al árbol con el pato mandarín, símbolo del amor en China y Japón. En China se conoce también como el árbol del abuelo y del nieto, una lección de sabiduría popular pues, debido a la longevidad del árbol y al tiempo que tarda en madurar, será el nieto el que vea los frutos del árbol plantado por el abuelo.
Los nombres son muy importantes. Según Linneo, el gran «nombrador» de plantas y animales: «si no se conoce el nombre de las cosas, también se pierde el conocimiento de ellas». El conocimiento del ginkgo llegó a occidente por medio del naturalista y médico alemán Engelbert Kaempfer, quien viajó a Japón empleado por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. En su obra de 1712 Amoenitatum Exoticarum describe el árbol y lo nombra por primera vez como ginkgo (del chino gin = plata y kyo = albaricoque). No se sabe muy bien porqué transcribió «ginkgo» en vez de «ginkyo» pero la cuestión es que ese nombre impronunciable quedó fijado para la ciencia por Linneo en 1771 como Ginkgo biloba; el epíteto «biloba» para la especie se refiere a la tendencia de las hojas a estar divididas en dos lóbulos.
Las semillas de ginkgo llegaron a Holanda en el siglo XVIII, posiblemente enviadas por el mismo Kaempfer, y desde allí este árbol exótico empezó a ser conocido y cultivado en Europa. En Occidente se conoce como árbol de los templos o árbol de las pagodas, en relación con su origen oriental y su carácter sagrado. La semejanza de sus hojas con los helechos tipo culantrillo (Adiantum capillus-veneris) ha originado los nombres árbol culantrillo y árbol cabello de doncella (por traducción literal del inglés maidenhair tree).
En Alemania se conoce como árbol de Goethe en recuerdo y homenaje al célebre poema de amor escrito por el artista y científico romántico Johann Wolfgang von Goethe:
Las hojas de este árbol, que del Oriente
a mi jardín venido, lo adorna ahora,
un arcano sentido tienen, que al sabio
de reflexión le brindan materia obvia.
¿Será este árbol extraño algún ser vivo
que un día en dos mitades se dividiera?
¿O dos seres que tanto se comprendieron,
que fundirse en un solo ser decidieran?
La clave de este enigma tan inquietante
yo dentro de mí mismo creo haberla hallado:
¿no adivinas tú mismo, por mis canciones,
que soy sencillo y doble como este árbol?
Un nombre antiguo que se conserva en Francia es árbol de los 40 escudos, que alude a la suma desorbitada que un botánico de Montpellier pagó por unos de estos árboles en 1788. También se reforzó el nombre por el aspecto dorado (como escudos de oro) de las hojas en otoño.
Nombres modernos son árbol fósil y árbol de los dinosaurios debido a su linaje antiguo que apenas ha cambiado desde el Jurásico. El nombre panda botánico alude a su rareza y la necesidad de ser conservado, al igual que el oso panda que también proviene de China.
Biografía de un fósil viviente
El botánico Sir Peter Crane tenía una obsesión con este árbol que le llevó a escribir una obra excelente sobre su historia evolutiva y cultural¹. En sus años como director del Jardín Botánico de Kew (cerca de Londres) tuvo el privilegio de vivir junto a uno de los ginkgos más antiguos de Europa (plantado aproximadamente en 1760); su estancia en Corea del Sur como profesor visitante le permitió conocer los árboles milenarios asociados a los templos y pagodas; el regalo por parte de un colega del libro «Goethe y el ginkgo» fue un estímulo para investigar sobre los aspectos culturales asociados al árbol; y por supuesto la rareza y singularidad biológica de esta especie le motivaron a escribir la «biografía» del ginkgo.
Los temas que destacan son su capacidad de supervivencia y de resiliencia a los cambios. Comienza el libro con la biología del árbol y sus particularidades reproductivas (tienen espermas móviles, un carácter ancestral). Los capítulos sobre el origen y la evolución del linaje de los ginkgos durante 250 millones de años están muy bien documentados (Crane es un experto en paleobotánica y evolución). El lento declive comenzó hace unos 35 millones de años; había varias especies que se extendían por el hemisferio norte, se fueron extinguiendo y solo ha quedado la especie G. biloba, refugiada en algunas montañas de China. La historia cultural del ginkgo comienza con las primeras referencias escritas en poemas de la dinastía Song (siglo XI) de China, se expande por Corea y Japón cultivado por sus semillas comestibles y plantado en los templos budistas y sintoístas. Ya hemos visto cómo es introducido en Europa en el siglo XVIII y a partir de entonces es plantado en las calles de ciudades de todo el mundo, con clima templado. Termina la obra con capítulos sobre su uso en jardines, alimentación, farmacia (muy usado para fortalecer la memoria) y como árbol urbano.
Hay cinco grandes grupos de espermatofitas o plantas con semillas: las angiospermas con unas 257.000 especies; las coníferas con unas 600 especies; las cicadas con unas 130 especies; las gnetofitas con 80 especies; y por último los ginkgos con una sola especie, Ginkgo biloba. Es el último superviviente de un linaje antiguo, una especie solitaria y única, totalmente diferente a cualquier otra especie de planta. Para Crane, el ginkgo «nos conecta con la historia profunda de nuestro planeta». Es un vínculo vivo con la era de los dinosaurios.
Las hojas son flabeladas, en forma de abanico, con nervaduras que radian desde la base. «Son tan distintivas, que una vez que las has visto ya nunca las olvidas. Son realmente memorables», comenta Peter Crane en una entrevista. Especialmente son memorables en otoño, cuando se vuelven de color amarillo dorado y caen todas casi al mismo tiempo. Algo deben tener las hojas y el porte inusual de este árbol que tanto fascina a científicos y artistas.
La pasión por el ginkgo es compartida por Cor Kwant, profesora en Amsterdam. Ha diseñado y mantiene una página web enciclopédica donde compila toda la información disponible sobre el ginkgo, que además complementa con un blog y una cuenta de twitter.
Las elegantes hojas de ginkgo son motivos habituales de decoración en Japón; adornan kimonos, cerámica, abanicos y láminas. La ginkgomanía llegó a Europa formando parte del «japonismo» que influyó al Modernismo a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Las hojas y frutos de ginkgo aparecieron en vidrieras, joyas, muebles y fachadas de Nancy, París, Bruselas y Viena.
Mis ginkgos favoritos
No tengo la suerte de conocer los ginkgos monumentales y milenarios de oriente, como el Gran Ginkgo Rey de Li Jiawan (China), con un tronco de 15 m de circunferencia; ni el famoso ginkgo de 40 m de altura en el templo budista Yongmunsa (Corea del Sur), que tiene un sello de correos dedicado; tampoco el ginkgo Nigatake en el santuario sintoísta de Ubagami en Japón, con sus 2,5 m de diámetro de tronco y venerado por sus raíces aéreas (llamadas chichis = senos o pezones) que según la tradición favorecen la lactancia de las madres.
Conozco algunos ginkgos en Europa, que obviamente no pueden superar los 300 años de edad. En el otoño de 2013 tuve la oportunidad de admirar la hermosa ginkga cargada de frutos en el Botánico de Roma. Esta primavera conocí al árbol, también hembra, que se yergue imponente junto a la fachada de la Universidad Humboldt, en Berlín, y al que empezaban a brotarle pequeños ramilletes de hojas.
Durante mi estancia como posdoc en Berkeley (California), descubrí los ginkgos como árboles urbanos alineados en las aceras. Recuerdo haber llevado durante meses una semilla como «amuleto» en el bolsillo de la chaqueta. Cuando paseaba por el campus, me gustaba sentirla entre los dedos.
En Sevilla no hay tradición de plantar ginkgos. Mi grupo favorito de ginkgos está en el sector suroeste del jardín inglés del Real Alcázar. Fueron plantados en 1910, procedentes de La Granja de San Ildefonso². Fuimos a visitarlos en diciembre 2013 y aprovechamos para contarlos y tallarlos: 194, 172, 165, 145, 113, 111 y 77 cm de circunferencia de tronco; eran siete y todos parecían machos. Un poco más apartada, en la esquina del laberinto de arrayán, una hembra (de 143 cm de circunferencia) estaba cargada de frutos y había perdido ya casi todas las hojas. Sobre un seto, algunas hojas caídas conservaban las gotas de agua como pequeñas gemas.
Nos sentamos en uno de los bancos y dejamos que el tiempo pasara lentamente, en silencio, contemplando cómo las hojas doradas iban cayendo suavemente sobre el césped.
Un espectáculo sencillo, milenario, hermoso que nos regalaba la «luz de oriente», como bautizó al ginkgo Elena Martín Vivaldi, la poeta granadina de los árboles y los amarillos³.
Un árbol. Bien. Amarillo
de otoño. Y esplendoroso
se abre al cielo, codicioso
de más luz. Grita su brillo
hacia el jardín. Y sencillo,
libre, su color derrama
frente al azul. Como llama
crece, arde, se ilumina
su sangre antigua. Domina
todo el aire rama a rama.
Todo el aire, rama a rama,
se enciende por la amarilla
plenitud del árbol. Brilla
lo que, sólo azul, se inflama
de un fuego de oro: oriflama.
No bandera. Alegre fuente
de color: Clava ascendente
su áureo mástil hacia el cielo.
De tantos siglos su anhelo
nos alcanza. Luz de oriente.
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¹ Peter Crane. 2013. Ginkgo: the tree that time forgot. Yale University Press. 384 págs. New Haven, EEUU.
² Se plantaron 25 ejemplares en otoño e invierno de 1910. M. R. Baena Sánchez, 2003, Los jardines del Alcázar de Sevilla entre los siglos XVIII y XX. Diputación de Sevilla, Sevilla, pág. 133.
³ Fragmento del poema «Ginkgo biloba (Árbol milenario)» de Elena Martín Vivaldi.
Escrito por Teo, jueves 26 junio 2014.
Enlaces
Todo lo que quiera saber sobre el ginkgo. Página web «Ginkgo pages», blog y twitter de Cor Kwant
Entrevista con Peter Crane sobre su libro

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Hermosa entrada de Karen Wilson sobre la elegancia del ginkgo en Gardenista:
http://www.gardenista.com/posts/trend-alert-the-unexpected-elegance-of-ginkgo
¡Hermoso contenido! El Ginkgo Biloba es, realmente, uno de los árboles mágicos de todo el mundo.
Gracias Norma. Me alegro que te haya gustado el artículo del ginkgo. Ya mismo se visten de amarillo dorado. Saludos, Teo.
Artículo de Oliver Sacks en New Yorker: «Night of the Ginkgo». Comenta la singularidad de algunos ginkgos de perder las hojas de golpe en una noche. Cita el libro de Peter Crane «Ginkgo» reseñado en este post.
http://www.newyorker.com/magazine/2014/11/24/night-ginkgo
El reportaje del ginkgo milenario del templo budista de Luohandong, China, y sus vistosas fotografías se ha vuelto viral en internet:
– Daily Mail
http://www.dailymail.co.uk/news/peoplesdaily/article-3330402/Magical-autumn-foliage-Millennia-old-Ginkgo-tree-tourist-hit-leaves-form-perfect-golden-carpet-Chinese-temple.html
– El País
http://verne.elpais.com/verne/2015/11/25/articulo/1448455616_306893.html